“El hombre es lo único entre todas las cosas existentes (…) que experimenta la maravilla de todas las maravillas: que el ser existe (das Seindes ist) (Heidegger, 1951:42)”
Martin Heidegger (1889-1976) fue un filósofo alemán, Estudió teología católica, ciencias naturales y filosofía en la Universidad de Friburgo de Brisgovia, donde fue discípulo de Heinrich Rickert, uno de los máximos exponentes del neokatismo de la Escuela de Baden y luego asistente de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología.
Para Cifuentes (2011, pág. 14-15), las concepciones sobre la realidad, el conocimiento, la intencionalidad de conocer, las formas de conocer, son esenciales al asumir la investigación. La discusión sobre investigación cualitativa y cuantitativa involucra temas filosóficos y epistemológicos.
En orden de abordar mi incursión en temas filosóficos desde la conceptualización del conocimiento, me permito plasmar algunos aspectos claves, con la finalidad de dar incipiente forma a un andamiaje muy superficial, ligero, en construcción, en torno a lo teórico, que respete de alguna manera, la intencionalidad del presente resumen: el estudio inicial de la obra de Heidegger, en tanto, sus aportes a la investigación cualitativa.
La Ontología es un término que proviene del griego, cuya transliteración deriva en “estudio del que es”; el mismo se remonta a Aristóteles, pero que actualmente sirve para designar, sin equívoco alguno, la metafísica substancialista que tiene por objeto aprehender, bajo las apariencias, a las cosas en sí, por oposición a la metafísica en sentido crítico; es decir, el conjunto de conocimientos que pueden ser establecidos a priori en cada orden del conocimiento.
Platón, Spinoza, Hegel, Heidegger, han desarrollado el problema ontológico que fue, primero (para Platón), el de la luz que nos descubre los objetos del mundo; luego (para Spinoza), el de Dios; después (para Hegel), el de la Historia y, ahora (para Heidegger), el de la existencia que se cumple en todo ser humano. La ontología, que es la investigación de lo absoluto, es, evidentemente, el último fin de toda la filosofía.
Por su parte, la Epistemología, se translitera de su raíz griega como el “estudio del conocimiento”. Es esencialmente el estudio crítico de los principios, de las hipótesis y de los resultados de las diversas ciencias, destinado a determinar su origen lógico (no psicológico), su valor y su contenido objetivo. La epistemología trata de los problemas planteados por la ciencia (no es una síntesis o anticipación conjetural de las leyes científicas).
Para Zichi, M, citada por Morse (2003), Husserl y Heidegger buscaban, a través de la fenomenología, redefinir y centrar la misión de la filosofía. Mientras que Husserl planteaba que el centro principal de la filosofía era epistemológico, para Heidegger era ontológico.
La Fenomenología, entendida como el estudio del manifestar, según su composición en el griego, se considera como la ciencia o teoría de los fenómenos. Según Híjar (2010, pág. 94), Husserl plantea la fenomenología como el método por el cual el espíritu, mediante reducciones sucesivas, se halla frente a la conciencia pura (considerada independiente de todo dato empírico) o del yo trascendental (condición de toda experiencia posible) y determina las estructuras esenciales de todo lo que es posible conocer. Mientras que para Heidegger, la considera como descripción del medio concreto en el que está inmerso el sujeto pensante. Por lo anterior, a Heidegger se le considera el jefe del existencialismo alemán. La existencia, dice él, es un modo de ser, propio del hombre.
La fenomenología ontológica
Al reunir los pensamientos fenomenológicos, ontológicos y hermenéuticos (interpretativos), Heidegger definió la filosofía como la ontología fenomenológica universal basada en la hermenéutica del ser humano (Spiegelberg, 1982). Esta fenomenología ontológica revela que la verdad se ha de encontrar en el mundo interpretado hermenéuticamente (Langan, 1970). El fenómeno principal que revela la fenomenología es el significado del Ser (Sein), que se ha vuelto víctima del usual olvido de la diferencia ontológica entre el Ser (Sein, o presencia) y el ser (Dasein, o “ser ahí”).
Una característica única de la filosofía de Heidegger es que veía la tarea de la fenomenología como destrucción, lo que significa mirar más allá del significado cotidiano y normal de la vida para ver el significado más grande en el Ser. Esta destrucción nos libera de ser siervos, inconscientes, de nuestro pasado metafísico (Spiegelberg, 1982) y suelta y retira la tradición recalcitrante de nuestro ser cotidiano para detectar la verdad de nuestro Ser.
Según Zichi (op.cit), la fenomenología para Heidegger significaba principalmente una noción de método, una manera de aproximarse a los objetos de la investigación filosófica más bien que un método filosófico específico único. Este “método” no identifica el contenido cualitativo de los objetos particulares de la investigación filosófica sino el modo de aproximárseles. Es un enfoque metodológico que nos hace ver lo que de otra manera estaría oculto, de sacar lo escondido de su escondite y de detectarlo como “no oculto”, o sea, como verdad.
Para Heidegger, no hay método que pueda obligar a la revelación de la verdad. En el mejor de los casos, el método sólo puede preparar el camino de la verdad en el pensador. En ninguna parte es esta aseveración más cierta que en el caso del método científico, pues la ciencia no descubre la verdad original sino que sólo desarrolla lo que ya se conoce.
La hermenéutica heideggeriana
Para Heidegger la hermenéutica era simplemente el método interpretativo que saca la mirada investigativa de los seres concebidos de manera ingenua y la devuelve al Ser mismo. Es el método por el cual se trasciende hacia el Ser. La preocupación de la hermenéutica de Heidegger es revelar los fenómenos ocultos y, en particular, sus significados. El objetivo de la hermenéutica es descubrir el significado que no se manifiesta de inmediato a nuestra intuición, analizándolo y describiéndolo. Los intérpretes tienen que ir más allá de lo que se da de manera directa. Sin embargo, al intentarlo, han de usar los presupuestos ordinarios y cotidianos como claves de significados que no se dan, al menos de manera explícita.
Entonces, para Heidegger la hermenéutica era el método interpretativo por medio del cual uno supera la mera descripción de lo que es manifiesto y trata de revelar significados ocultos por medio de mecanismos anticipatorios.
La fenomenología heideggeriana como método de investigación
Como filósofo, Heidegger veía la hermenéutica como un método filosófico y no como un método científico. Al principio, mientras todavía permanecía en contacto con Husserl, hay indicios de que aún se inclinaba hacia el pensamiento “científico”. Pero después de la Segunda Guerra Mundial, Heidegger abandonó toda pretensión de ser “científico” (Spiegelberg, 1982).
En realidad, Heidegger se reveló contra el método. Un indicio del carácter no metódico del nuevo “pensamiento” de Heidegger en los años cincuenta y sesenta es su repudio del término “investigación”. Para él, la investigación era la marca de la ciencia moderna, la cual veía excesivamente preocupada consigo misma y con su método. El investigador es en realidad un técnico al servicio de la conquista del mundo por los seres humanos, los sujetos. La actividad reflectiva, que Heidegger contraponía a esta investigación, como la tarea propia de la filosofía, al parecer no puede describirse en términos de un método claro y susceptible de enseñarse (Spiegelberg, 1982).
¿Qué ven ustedes y que veo yo?
Xolocotzi, citado en Navia (2008) nos relata parte de una exposición desarrollada por Heidegger, en el contexto de la intuición cognoscitiva planteada por él mismo. Ante tal pregunta guía, expone tres posibles respuestas:
“¿Qué “veo”? ¿Superficies marrones que se cortan en ángulo recto? No, veo otra cosa. ¿Veo una caja, más exactamente, una caja pequeña colocada encima de otra más grande? De ningún modo. Yo veo la cátedra desde la que debo hablar, ustedes ven la cátedra desde la cual se les habla, en la que yo he hablado ya”
Para Heidegger toda interpretación perceptiva destaca el acceso a lo aprehensible también en el ámbito teorético.
No tenemos entre nosotros a este gran filósofo. Sería interesante conocer su opinión, sobre las implicancias de sus propuestas y visiones en el desarrollo de la investigación cualitativa, desde su epocalidad hasta nuestros días. Nos corresponde seguir construyendo sobre estos fundamentos filosóficos, para abordar complejas realidades, tratar de entenderlas, generar propuestas o en línea con el pensamiento heideggeriano, vivenciar la intuición, mirando desde el Ser, por encima del ser mismo.
REFERENCIAS
Cifuentes, R. (2011). Diseño de proyectos de investigación cualitativa. Buenos Aires: Noveduc Libros.
Heidegger, M. (1951). Was ist Metaphysik. Chicago: Henry Regnery
Híjar, A. y Chávez, P. (2010). Diccionario Filosófico. México, DF: Grupo Noriega Editores.
Langan, T. (1970). The future of phenomenology. La Haya. Martinus Nijhoff
Morse, J. Editora (2003). Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa. Antioquia: Editorial Universidad de Antioquia.
Navia, M. y Rodríguez, A. (2008). Hermenéutica. Interpretaciones desde Nietzsche, Heidegger, Gadamer y Ricoeur. Mérida: Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes.
Rusque, A. (2010). De la Diversidad a la Unidad en la Investigación Cualitativa. Caracas: Vadell Hnos. Editores, C.A.
Spiegelberg, H. (1982). The phenomenological movement. La Haya: Martinus Nijhoff
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