“Para entregarse a la observación, nuestro espíritu necesita de una teoría cualquiera” (González Rey, 2006: 19)
El positivismo, como constructo de la realidad, desde la interpretación de lo real, ha dominado la escena investigativa por un prolongado período de tiempo, vista la monopólica influencia de la replicabilidad de los fenómenos estudiados como fundamento para hacer ciencia, con base en evidencias observacionales y estadísticas de accesible verificación.
De allí, el desapego o divorcio a corrientes filosóficas en la generación de conocimiento, pues lo cuantificado se convertía en suficiente modelo para entender y transformar, si fuere el caso, el entorno del investigador. Sin embargo, en el campo de las ciencias sociales existían y existen dicotomías e incomprensiones entre la teoría así formulada y lo experiencial, pues el componente humano juega con su libre albedrío para tener, hacer y ser, según su lógica, ilógica y alógica, de acuerdo a su propia identidad y el ambiente social que le rodea cultural y vivencialmente.
Las dicotomías e incomprensiones por mi señaladas, son consecuencia de las limitaciones epistemológicas de quienes al investigar, obviaban la significatividad de la producción teórica, ideas, reflexión y legitimidad de abordajes comprensitivos e interpretativos como manera complementaria o neoparadigmática de conocer y modelar. Vestigios de lo anterior, surgen de lo plasmado y/o al hacer lectura de la obra “Estructura de las Revoluciones Científicas” donde Kuhn (1971) señala entre otros aspectos, “la extraordinaria complejidad del mecanismo del progreso científico, cuando es examinado sin ideas preconcebidas” (p. 2) y diría yo, con intencionalidades que emanan de nuevos lentes interpretativos.
Pero, ¿de qué trata la investigación cualitativa? En el presente ensayo, un doctorando formado en el positivismo, específicamente en el área de las finanzas corporativas y mercados de capitales, pretende expresar a nivel escritural lo que entiende de esta perspectiva en construcción, desde las voces de sus referentes teóricos.
Antes de iniciar, me resulta imprescindible evocar algún ejemplo desde mi esfera laboral, que justifique el monumental esfuerzo que representa abrirse cognitivamente a nuevas maneras de ver. Para ello, podría destacar la infinitud de literatura que promulga los mercados perfectos como aquellos espacios de encuentro bursátil donde la información es accesible a todos y la toma de decisiones se sostiene en ella. Los emocionalismos son inexistentes y por ello, el comportamiento de los mercados financieros son perfectamente previsibles y lineales.
Es de mi opinión, que lo anterior se encuentra muy alejado de la realidad (vista desde el positivismo mismo). El ser humano en ocasiones, parece poseído por sentimiento de euforia y pánico de manera alternada que logran trastocar economías de países y hasta bloques económicos, sin aparente razón alguna. Es esa búsqueda de la razón, de la lógica, del sentido, no desde lo procedimental sino desde el ser (individual y societal), lo que me anima a navegar en aguas cualitativas.
En primer lugar, la investigación cualitativa permite comprender el conocimiento, no como la aprehensión lineal de una realidad que se nos devela, sino como señala González Rey (2006) “una construcción, una producción humana, deviniendo en las zonas de sentido como aquellos espacios de inteligibilidad que no agotan la cuestión que significan, sino que, por el contrario, abren la posibilidad de seguir profundizando un campo de construcción teórica.” (p. 5).
A este propósito, he querido orientar mi investigación doctoral. Percibo que en los últimos decenios, el constructo de herramientas gerenciales tales como Calidad Total, Reingeniería o el Cuadro de Mando Integral, ha exigido de sus precursores un amplísimo uso de técnicas estadísticas en la ingente recopilación de datos, que evidentemente han ejercido una gran influencia en la transformación de los procesos internos de las organizaciones, en la búsqueda de la optimización de recursos disponibles. Sin embargo, es incipiente la tropicalización de tales propuestas en organizaciones venezolanas, amén de análisis multifactoriales que requieren investigaciones en este aspecto.
Afirmaré ahora que la cosmovisión y praxis de la dirección empresarial en organizaciones de servicios del Estado Lara, en el contexto de la glocalidad, representa una zona de sentido, por pretender ser una investigación que tenga capacidad para generar nuevas zonas de inteligibilidad para articular esas zonas en modelos cada vez más útiles para continuar produciendo nuevos conocimientos, que como director independiente en juntas directivas, me resulta de visión complementaria e interpretativa de la complejidad en que ellas se desenvuelven.
Conviene distinguir otro elemento aportado por González Rey(op. cit): la especulación, como parte inseparable de la construcción teórica, de ese atreverse a construir y reconstruir aquellos procesos por los cuales un elemento componente de lo real se vincula y relaciona, el uso de los juicios, ideas y conceptos que bien sirven para describir el acontecer del proceso que se analiza, el pliegue del conocer, el repliegue del pensar y el despliegue de la reflexión como pertinentemente señala Ugas (2011). Esa danza en lo metodológico y/o procedimental, para allegarse al conocimiento desde la misma danza entre el investigador y su objeto de estudio.
Como se ve, la recursividad es asunto común al exponer la investigación cualitativa. La legitimidad de lo singular, ¿De lo procedimental o del conocimiento? Algunos investigadores que se enmarcan en esta cosmovisión se decantan por la legitimidad procedimental, o al menos, así se desnuda de su discurso andragógico, pero, Gonzalez Rey (op. cit) insiste en la legitimación del conocimiento (lo que para mí tiene sentido) en cuanto a la relación con el modelo teórico que el investigador va desarrollando en el curso de la investigación.
Lo anterior nos lleva a reconocer que la sociedad como sistema es extremadamente compleja y cualquier proceso o evento que acontece en su seno es susceptible de un complejo sistema de desdoblamientos, generador de infinitos sistemas de consecuencias que están más allá de representaciones conscientes de los sujetos implicados en estos eventos. Por ello, la articulación de modelos de significación de lo social en la vida humana, nacido de los elementos diferenciados de información de los sujetos, permite comprender e interpretar tales elementos en su real complejidad.
Quisiera añadir otra dimensión que me he apropiado en la elaboración del presente ensayo: la comprensión de la investigación en las ciencias sociales como un proceso de comunicación. Por antagonismo, me permito referir que en el positivismo, la comunicación se concibe como un elemento perturbador que conspira contra la objetividad de los resultados. Mientras que en el abordaje cualitativo, se comprende que el versionante, el informante, no se va a expresar por la exigencia de un instrumento aplicado a ella, sino como resultado de una necesidad personal, de una identificación con la investigación, que se irá desarrollando de forma creciente dentro del propio espacio de la misma, a través de los diferentes sistemas de relación que se constituyen en ese proceso.
Por ello, Gonzalez Rey (op. cit) afirma que la investigación cualitativa orientada a estudiar la producción de sentido subjetivo del sujeto, y su forma de articulación con los diferentes procesos y experiencias de su vida social, debe aspirar a hacer del espacio de investigación un espacio de sentido que implique a la persona estudiada. Considero que existe integralidad en lo planteado, ya que el instrumentalismo ingenuo que carece de sentido para las personas a quienes se aplican, y el obviar el escenario social en los que se realiza la aplicación, atentaba contra la identidad personal y social, así como las articulaciones y símbolos por ellos compartido, configurando así una realidad parcial de lo real.
Por otra parte, es significativa las implicancias de la subjetividad en la investigación cualitativa. Para ello debe abordarse el término complejidad, como representación teórica, como fenómeno multidimensional, como el sentido y el sin sentido. Ugas (op. cit) lo plantea como un elemento componente del desarrollo investigativo, un modo de pensar el desafío y no la respuesta. Por tanto, la complejidad no es un fin en sí mismo.
A raíz de ello, la complejidad puede entenderse como una tensión permanente entre organización y proceso, entre continuidad y ruptura. Los sistemas complejos no se develan de forma inmediata ante el observador. Sus procesos y forma de organización tienen que ser construidos a partir de innumerables formas de expresión. Siendo así, la subjetividad como concepto para la comprensión histórico-cultural de las nuevas perspectivas de funcionamiento complejo de la realidad, permite trascender la fragmentación para representarnos un sistema cuyas unidades y formas principales de organización se alimentan de sentidos subjetivos definidos en diferentes áreas de la actividad humana.
Queda por aclarar la expresión “sentidos subjetivos”. La formación del sentido es un sistema dinámico integral que refleja la interacción de un conjunto de motivos dentro de un subsistema motivador, en que se expresa determinada relación hacia el mundo con un sentido personal para el sujeto, mientras que sentido subjetivo es la unidad inseparable de los procesos simbólicos y las emociones en un mismo sistema, en el cual la presencia de uno de esos elementos evoca al otro, sin que sea absorbido por el otro. Sin duda alguna, estos procesos simbólicos y las emociones que se producen en esos espacios, resultan imposibles de ser comprendidos por procesos estandarizados externos al sistema subjetivo en que se produce tal sentido.
Por último, las connotaciones de subjetividad en el plano individual, como en los diferentes espacios sociales en que éste vive. La subjetividad social se encuentra en representaciones sociales, los mitos, las creencias, la moral, la sexualidad, los diferentes espacios en que vivimos, expresando la síntesis, a nivel simbólico y de sentido subjetivo, del conjunto de aspectos objetivos, macro y micro, que se articulan en el proceso social.
Legitimar lo individual como producción del conocimiento, estaría enmarcado en el individuo socialmente constituido, como reflejo de lo social, como sujeto que se actualiza de forma permanente ante aquello que se institucionaliza, se naturaliza a nivel social, y pasan a ser realidades que se anticipan e imponen a los protagonistas, para bien o para mal. Ejemplo de ello, la investigación sociológica “Detrás de la Pobreza” donde el venezolano, aún de las clases económicamente favorecidas, adolece de prácticas modernistas, pues los agentes socializadores como el hogar, la escuela o el trabajo, tampoco las tienen. Convendría concluir que no puede transmitirse aquello que no se tiene, en cuanto a movilidad social.
Una de las intervenciones en anterior sesión del seminario que nos ocupa, planteaba que lo axiomático depende de la educación o falta de ella, de la influencia de lo social y cultural. Más que diferir, asumo yo, que como investigadores debemos ser capaces de “volver a las cosas”, y tal como relata Rusque (2010) “debemos cuestionar nada menos que nuestra cultura; es decir, nuestro modo de mirar el mundo y comprenderlo, la forma en que se nos ha educado, en que hemos sido socializados, para poder averiguar cómo se manifiestan concretamente las cosas de manera directa y no a través del velo de la cultura, incluyendo en ella el lenguaje y otras estructuras simbólicas.” (p. 22).
Son estos marcos cognitivos los que pretendo encarar en mi derrotero investigativo, el pretender reflexivamente producir una ruptura radical con las certezas positivistas que constituyen la conciencia primitiva del sentido común, en aras de hacer autocrítica, autocuestionamiento, para hacer distinción entre meras opiniones (lo que se dice y se da por sentado) y conocimiento de la opinión. A Dios le pido sabiduría para ello.
Lcdo. Rafael Becerra M.Sc. @becerrarafael
Referencias
González Rey, F. (2006). Investigación Cualitativa y Subjetividad. Guatemala: Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala.
Kuhn, T.S. (1971). La Estructura de las Revoluciones Científicas (1ª ed.). (Contin, A., Trad). México, DF: Fondo de Cultura Económica. (Trabajo original publicado en 1962).
Rusque, A. (2010). De la Diversidad a la Unidad en la Investigación Cualitativa. Caracas: Vadell Hnos. Editores, C.A.
Ugas, G. (2011). La articulación, método, metodología y epistemología. San Cristóbal: Taller Permanente de Estudios Epistemológicos en Ciencias Sociales.